Crecí rodeada de primos que no son primos y tíos que en realidad son paisanos. La huida de Italia del nono Francisco se dio por ser desertor en 1944 y el abuelo Francisco se hizo pasar por muerto una vez terminada la guerra.
Para 1948 ambas familias estaban radicadas en Buenos Aires, Argentina. Vivían todos amontonados en conventillos con otros calabreses a los que llamaban “familia”.
Nuestras casas – la propia, la de mis “tíos” y la de otros vecinos las hicieron ellos con sus propias manos. Cada día se ayudaba a un paisano distinto a poner ladrillos en las tierras que habían podido lotear muy lejos de capital.
Mi papá, italiano él, llego con tan solo 3 años y a los 8 empezó a trabajar. A pesar que en mi país la educación era – y lo es- gratuita, mi abuelo necesitaba que papá ayude a traer el pan.
Ellos aquí tuvieron carencias pero nunca faltó la comida. Tenían una despensa… eso los destacaba de otros inmigrantes que se la vieron más dura aún.
Mis otros abuelos también tenían despensa a tan solo 2 cuadras de diferencia. Se compartían los productos para no perderse la venta y poder repartir ingresos. Tantas idas y vueltas hicieron que mis papás se enamoraran. Tuvieron 4 hijos: 3 varones y la nena de la casa!
Somos todos Argentinos, pero con una FAMILIA inmensa de parientes italianos que en realidad no son parientes sino “paisanos”… o sí…son mi familia.
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4 comments
Gracias por permitirme contar mi historia… la historia de Mi familia: Los ponto 🙂
Me encanta ser parte de este proyecto. Felicidades!
Y la nena fue el mejor fruto de la descendencia!
Increíble como uno puede sentirse tan identificado, somos parte de esa herencia tan hermosa, de tantos ejemplos de vida !
Muy linda recorrida! Son muchas las historias pero en los detalles encontramos las diferencias únicas de cada familia! Me quedé con ganas de más!